En el calendario de las tradiciones de nuestros pueblos y comarcas hay fechas especiales. Una es la noche de
Santa Brígida, cuando enero pasa a febrero, que tiene su continuación en otra fiesta de larga historia,
las candelas.
Una de las tradiciones de esta fiesta de Santa Brígida, con especial presencia en la comarca de la
Sobarriba,
al lado de la capital, era realizar el toque de campanas 'a nube', cuya
finalidad —según recuerda el estudioso de nuestras tradiciones
musicales
Héctor Luis Suárez— es la de "rogar que la Santa no permita a los mitológicos
‘Renuberos’ generar las tormentas de todo el año en esa noche".
Pues
bien, esa noche volvieron a sonar las campanas en la Sobarriba y de la
mano del citado Héctor Luis Suárez como campanero. Fue en
Villaseca de la Sobarriba y los promotores del toque fueron en esta ocasión la
cofradía del Santísimo Cristo de la Expiración y del Silencio de León y sus cofrades de la Sobarriba, que son sus habituales sus colaboradores en la procesión del ‘Dainos’.
"La
intención de este toque es pedir que en Semana Santa no llueva", una
costumbre que han retomado hace unos años y recuerdan que "el año pasado
la Santa no quiso hilar fino y algún día llovió impidiendo alguna
procesión", recuerda el citado Suárez, quien añade que "en el toque de
tente nube nevó y hubo ventisca, esperamos que no sea un presagio de
nada, pues la soportamos y el toque de campanas se produjo".
También se pudo celebrar la fiesta de las candelas,
la Candelaria,
con su hoguera y procesión con velas desde fuera de la iglesia hasta el
interior, en este caso de la de Villaseca de la Sobarriba. Los niños de
la comarca bautizados este año no pudieron llegar por la nieve para el
rito litúrgico de ‘la presentación’ aunque
don Fermín,
que fuera el último Arcipreste de La Sobarriba, se encargó de que la
bendición les llegara de igual modo», recuerda el citado profesor
Suárez.
No faltaron la hoguera de las Candelas, la procesión y la fiesta de Santo Tirso, abogado de las mancaduras La cofradía capitalina acudió a la cita cumpliendo el ritual, con sus cargos al frente, ataviados con sus
capas y taus,
y al son de dulzaina y tambor en la procesión "ofreció solemnemente el
cirio pascual de varias libras de cera que será destinado al culto en
las parroquias de la comarca. Asimismo el padre Fidencio, superior de
los Capuchinos, realizó una adecuada y amena predicación".
Se
unían en este entrañable y tradicional acto diversas celebraciones que
lo hacían más popular. Una, importante, era la de "Santo Tirso – patrón
de Villaseca y abogado de las ‘mancaduras’, tan presentes entre los
cofrades— en cuyo recuerdo el hermano Barreñada se hizo cargo de ofrecer
los bizcochos de Santo Tirso a los asistentes con un ‘fervudo’ o vino
dulce caliente que el hermano Bernardo y algunos comarcanos más
prepararon al lado de la hoguera".
"Santa Brígida y Santo
Armentero o Santo Tormentero, San Blas, abogado de los males de
garganta y que da sus caramelos menta y La Candelaria, con su pan de la
caridad, productos todos ofrecidos a la salida de misa a los presentes".
En ese momento y en medio del temporal de nieve, cumpliendo con la
tradición recuperada comenzó a escucharse desde el campanario el
conjurador toque a nube a cargo del estudioso del patrimonio sonoro
leonés
prof. Héctor-Luis Suárez
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