miércoles, 27 de febrero de 2019

Expediente de declaración del toque manual de campanas como manifestación representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial



Mi amigo José Mª Hidalgo - que no se sabe cómo, pero siempre está "al cabo de todo" -, una vez más acaba de sorprenderme con su aviso por dos motivos que aparecen en el B.O,E.
El primero que, tras las iniciativas del pasado año, se incoa por el Gobierno de España expediente de declaración del toque manual de campanas como manifestación representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial.
El segundo, que varios de mis trabajos al respecto de las campanas y mi blog de campanas figuran en la bibliografía oficial que argumenta la documentación presentada en dicho expediente y que se incluye detallada en dicho B.O.E de hoy 27 de feb de 2019. Muchas gracias a los que han tenido esta atención hacia mi trabajo y a Hispania Nostra y a Pepe Mari por esta magnífica noticia



III. OTRAS DISPOSICIONES MINISTERIO DE CULTURA Y DEPORTE
2773 Resolución de 18 de febrero de 2019, de la Dirección General de Bellas Artes, por la que se incoa expediente de declaración del toque manual de campana como manifestación representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial.

La Ley 10/2015, de 26 de mayo, para la salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial, establece en su artículo 11.2, letra c), que corresponde a la Administración General del Estado, a través del Ministerio de Cultura y Deporte, en colaboración con las Comunidades Autónomas, «la salvaguardia del patrimonio cultural inmaterial mediante la Declaración de Manifestación Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial». El artículo 12 de la citada Ley 10/2015, de 26 de mayo, regula el procedimiento de declaración de Manifestación Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial, señalando que el mismo «se iniciará de oficio por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, bien por propia iniciativa, a petición razonada de una o más Comunidades Autónomas o por petición motivada de persona física o jurídica».
El interés en declarar «El toque manual de campana» como Manifestación Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial se debe a ser un lenguaje sonoro que ha funcionado a lo largo de los siglos como un medio de comunicación, cumpliendo un conjunto de funciones sociales para la comunidad: informar, coordinar, delimitar el territorio y proteger. Los toques de campanas, basados en el ritmo, han sido los encargados de organizar la vida comunitaria, de delimitar el tiempo y el espacio laboral, diario, festivo y de duelo. De ahí que exista, tanto en el ámbito religioso como en el civil, un amplio repertorio, lenguaje, en definitiva con una gran diversidad de formas y técnicas que han anunciado incendios, tormentas, rogativas, horas y acontecimientos del ciclo vital, y, en resumen, han regulado multitud de aspectos de la vida festiva, ritual, laboral y cotidiana en todo el territorio español.
La protección de los toques de campanas manuales no significa poner en valor y asegurar la continuidad de una sola tradición común, compartida entre los diversos pueblos de España, sino que, por el contrario, supone proteger cientos de sistemas locales de comunicación, con ciertas características compartidas por zonas, pero casi siempre únicos, al borde de la extinción por dos motivos: la falta de campaneros y sobre todo la falta de sensibilización hacia este fenómeno de comunicación casi único en cada lugar, que tiene muchos y variados significados.
Por tanto, considerando la trascendencia en España de esta manifestación y habiendo informado el Consejo de Patrimonio Histórico Español,
La Dirección General de Bellas Artes, resuelve:

Primero.
Iniciar el expediente para la declaración como Manifestación Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial «El toque manual de campana» en España, por concurrir en la misma la circunstancia previstas en las letras a) y b) del artículo 12.1 de la Ley 10/2015, de 26 de mayo, para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial.

Segundo.
Disponer la apertura de un periodo de información pública, a fin de que cuantos tengan interés en el asunto puedan examinar el expediente en las dependencias de la Subdirección General de Protección del Patrimonio Histórico de la Dirección General de Bellas Artes (plaza del Rey 1, Madrid) o a través de la sede electrónica del BOLETÍN OFICIAL DEL ESTADO Núm. 50 Miércoles 27 de febrero de 2019 Sec. III. Pág. 18925 cve: BOE-A-2019-2773 Verificable en http://www.boe.es Departamento, y alegar lo que estimen conveniente por un periodo de veinte días a contar desde el día siguiente a la publicación de la presente Resolución en el «Boletín Oficial del Estado».
Tercero.
Tramitar el correspondiente expediente de declaración de Manifestación Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial, de acuerdo con lo previsto en la Ley 10/2015, de 26 de mayo.

Cuarto.
Comunicar la incoación al Inventario General de Patrimonio Cultural Inmaterial para su anotación preventiva. Madrid, 18 de febrero de 2019.–El Director General de Bellas Artes, Román Fernández-Baca Casares.

ANEXO

1. Orígenes y evolución histórica
Existe una tradición muy arraigada, que asegura que a partir del siglo V, y durante el contexto de la Reconquista, las campanas servían para ocultar imágenes de la Virgen. Ninguna de esas campanas ha llegado a nuestros días, y la más arcaica fechada documentada existente (1086) se encuentra en San Isidoro, campana asociada al Panteón Real de León. Por su parte, la campana más antigua en uso es la Bamba de la Catedral de Oviedo (1219).
Está documentado que los conquistadores cristianos de la Corona de Aragón en el siglo XIII llevaban pequeñas campanas que instalaban en las mezquitas convertidas en iglesias, para marcar el nuevo paisaje sonoro que suponía la incorporación a la cultura cristiana y europea. Alguna de esas campanas ha llegado a nuestros días. También han llegado a nuestros días, aunque musealizadas y fuera de contexto, campanas pequeñas como la campana mozárabe del Museo de Córdoba del Abad Sansón ofrecida por éste a la ermita de San Sebastián el año 993 (o el 930 según lectura de la inscripción y cómputos). O la también campana mozárabe de Huelva del siglo XI encontrada en Aljaraque con inscripción cúfica con el nombre del fundidor, Omar Ibn Zakaría.
Otras campanas históricas, además de las de Santiago tomadas por Almanzor en 997 y restituidas por Fernando III al tomar Córdoba en 1236, son conquistadas en el sitio de Huete, Cuenca, durante la expedición almohade al mando de Amir al-Muminín en julio de 1172. Partiendo de Sevilla, asoló la comarca de Uclés y Zorita, y que, una vez derribada la iglesia de Huete encontraron y tomaron siete campanas defendidas hasta la muerte por sus fieles, cargadas luego en acémilas como parte del botín.
La introducción de los relojes públicos, a finales del siglo XIV, supone, a partir de ese momento la autonomía de la gestión del tiempo por parte de los municipios, aunque sea sólo a nivel simbólico. Se ha considerado tradicionalmente como una de las causas del declive de los toques de campanas, y sin embargo no parece que fuera así. La introducción del reloj monumental, generalmente por privilegio real, suponía un gran prestigio para la ciudad que lo tenía, pero la sociedad tradicional, con graves limitaciones técnicas, especialmente en lo que a iluminación pública o doméstica se refiere, se basó hasta tiempos relativamente recientes en los toques litúrgicos de campanas para regular el tiempo colectivo.
Ya hemos hecho referencia a la mecanización del toque de campas que se produce a partir de la segunda mitad del siglo XX, como consecuencia de la modernidad; y es a finales de los ochenta aparece, con la segunda mecanización de las campanas, una nueva figura: los grupos de campaneros, ya que los nuevos mecanismos, al contrario de
los primeros, sí permiten que las campanas mecanizadas puedan también tocarse manualmente. Son voluntarios formados, profesionales no remunerados que además de tocar las campanas investigan, recuperan toques, promueven restauraciones, divulgan sus actividades, etc.
2. Las campanas y sus toques: tipos y funciones
Las campanas hablan de todo y para todos. A lo largo de los siglos han sido el medio de comunicación social de los pueblos y ciudades de España, con toques religiosos y civiles que convivían perfectamente, que todos los interesados, tanto la iglesia como los estamentos civiles respetaban. Hay que manifestar que el sufragio de las campanas nuevas, así como el pago de reformas y reparaciones, era costeado en la mayoría de las ocasiones por familias, individuos o la propia comunidad. De ahí que existan numerosas campanas con el nombre del donante grabado. Este hecho genera un sentimiento de propiedad de la población hacia las campanas como parte de su identidad y una vinculación sentimental hacia la campana y sus toques que despiertan emociones, recuerdos y vivencias tanto personales como colectivas.
Respecto a la fabricación de las campanas, a lo largo del territorio se ubicaban muchos centros productores, talleres de interés por la cantidad de técnicas, conocimientos y saberes de sus artesanos, junto a la riqueza y variedad de objetos e instrumentos necesarios para su elaboración. En su mayor parte, los fundidores de campanas proceden directa o indirectamente de Cantabria, donde había más de un centenar de fundidores ambulantes a principios del siglo XIX, que fueron estableciéndose de manera permanente en los distintos lugares desde los inicios del siglo XX. Si bien muchas fábricas cerraron tras el periodo de intensa producción de campanas ocurrido tras la Guerra Civil, algunos centros productores se han mantenido hasta la actualidad, pudiendo citar a día de hoy cinco fábricas de campanas en activo: Torredonjimeno (Jaén, Andalucía); Gajano (Marina de Cudeyo, Cantabria); Saldaña (Palencia, Castilla y León); Montehermoso (Cáceres, Extremadura); Arcos da Condesa (Caldas de Reis, Pontevedra, Galicia).
En cuanto a la forma de las campanas, ésta resulta determinante para el sonido que emite. En este sentido, en la Corona de Aragón predomina un tipo de campanas más europeo, puesto que muchos fundidores venían de Francia. Se distingue también una franja norteña, que incluye desde Navarra hasta Castilla y León y Galicia, con una forma peculiar de campanas, llamadas romanas, exclusivas de la Península Ibérica y diferentes tanto en forma como en sonoridad, al resto de las campanas de todo el mundo. Al sur de Castilla-la Mancha y Extremadura, las campanas vuelven a tener el perfil europeo. Junto al aspecto físico de las campanas, debe destacarse la diversidad de toques, lo que ha provocado que en cada catedral exista una sonoridad propia. En tiempos recientes, las restauraciones arquitectónicas han tendido a dejar las salas de campanas más limpias, abriendo vanos cegados y quitando otros elementos que creaban un sonido particular y facilitaban la proximidad a los bronces. La Catedral de Segovia es un buen ejemplo de esta modificación de la acústica de la torre. La sala de campanas tiene un aspecto arquitectónicamente más limpio, pero las campanas ya no se pueden tocar manualmente y la sonoridad del conjunto ha variado de forma radical.
Cada catedral desarrolló un sistema propio de toques de campanas, que fue evolucionando, de manera propia, hasta los años sesenta y setenta, en que desaparecieron de manera generalizada. La catedral constituía el modelo, la forma de tocar para cada diócesis, adaptándolo tanto al número de campanas existente en la torre como a las diversas necesidades locales de comunicación. Así como la liturgia latina, si no uniforme, era equiparable entre una y otra diócesis, los toques de campanas evolucionaron de manera diferente. De esta manera, existe una variedad riquísima de toques litúrgicos que marcaban todas las celebraciones, ritos, oficios, proporcionando toda la información necesaria tanto para acudir a las celebraciones como para anuncia lo que estaba pasando en ellas mientras discurrían. En las catedrales e iglesias con
relevancia, la información relativa al toque de campanas se complementaba por oficio en
un registro escrito, en libros donde se asentaban los tipos de toques según cada festividad o situación religiosa. Estos registros, recibían el nombre de consuetas en el País Valenciano, y contenían información musical, sirviendo de guía de los maestros campaneros. Contienen composiciones musicales hoy desconocidas e información sobre las campanas y su instalación que resulta necesarias conocer para su correcto uso y mantenimiento.

Por otro lado, existe la creencia común de que en España todas las campanas voltean. Y Sin embargo, el volteo no tiene más de dos o tres siglos documentados de uso en las escasas áreas donde se utilizaba. No hay volteos en Galicia, y tampoco en Asturias. En Navarra voltean por lo general las dos campanas mayores, mientras permanecen fijas las dos pequeñas, aunque no son escasos los lugares donde las campanas exclusivamente repican, como ocurre también en el norte de Castilla y León. En el amplio y antiguo Marquesado de Villena, las campanas permanecen fijas. Las campanas oscilaban, hasta fecha reciente, en una franja que va desde Salamanca hasta Soria. También oscilan en Cataluña, en la isla de Mallorca y en la diócesis de Toledo. En Aragón, de manera tradicional bandeaba (que es palabra común en toda la Ribera del Ebro para definir el volteo) la campana mayor o las dos mayores alternadas (como en Navarra) mientras repicaban las pequeñas. Hay una zona central, que incluye desde la Comunidad Valenciana hasta Extremadura donde todas las campanas voltean, en algunos lugares desde fecha tan reciente como el primer tercio del siglo XX. En Andalucía y en Murcia, por el contrario, las campanas grandes están fijas mientras que las pequeñas voltean.

Dentro de cada zona, determinada por el obispado de pertenencia, se elaboraron tradiciones locales resultado de las necesidades propias de comunicación. Los toques de campanas siempre procuraban llegar más lejos de la propia comunidad, para mostrar su diferencia y su identidad: siempre ellos, los otros no saben (o no sabían) tocar las campanas. Los toques de campanas no siguen pues fronteras lingüísticas, sino que se ciñen a demarcaciones, en muchos casos con territorio invariado desde la conquista cristiana hasta nuestros días.

Así, los toques manuales de campanas con sus mensajes, se han adaptado siempre al momento histórico en que se vivía. Antes de la generalización del uso de relojes personales y domésticos los toques de campanas marcaban el tiempo colectivo tocando el amanecer, mediodía y atardecer siguiendo una muy antigua división del tiempo. Los diversos toques litúrgicos a lo largo de la jornada (oración al alba, misa primera, misa conventual, laudes, sexta, ángelus, vísperas, oración al atardecer, toque de ánimas) marcaban las partes del día, y pasaron a dar las horas al extenderse los relojes públicos. En el ámbito rural se daban cuatro toques diferentes de tiempo (diario, domingo, festivo menor, festivo mayor), al menos un toque de difuntos (que puede incluir variaciones de sexo, de edad, de condición social), y algunos toques que marcan el espacio. Estos
toques se multiplican en las ciudades, especialmente en las catedrales.

Existían también toques y campanas menores que llamaban al trabajo o marcaban las tareas de comunidades o grupos colegiales, laborales, monacales, asignando incluso sonidos propios a cada persona de su círculo. Por ejemplo, se han desarrollado toques para el control de los riegos (como la famosa Campana de la Vela de la Alhambra de Granada) a las llamadas a concejo, propias de los pueblos castellanos, o la indicación del campo al que llevar las reses para su alimentación, o el inicio de la vendimia. También marcaban el ciclo semanal, con su descanso obligatorio de fin de semana, el ciclo anual, basado en referencias fijas (como la luna de abril, para marcar el domingo de Pascua, la fiesta de los difuntos) o variables (como el día de Navidad, fijo según el calendario solar, pero que puede caer en cualquier día de la semana y en cualquier ciclo de la luna). De la misma manera se convocaba a los vecinos al toque de arrebato, alarma, toque a perdidos «bien vas» y a fuego, conjurando y alejando tormentas con el toque de tente-nube y avisando de ellas a poblaciones vecinas, tocando rogativas en situaciones colectivas difíciles. A su vez los toques de fiesta podían tener diferentes sonoridades según la festividad y el momento de la celebración. Un ejemplo de toque que se mantiene en varios lugares de España en la actualidad es el «tente nube», que por ejemplo en la localidad de Villabalter, en León, lo tocan para espantar el pedrisco los días 31 de enero y 1 de febrero con motivo del «Santo tormentero».
También formaban parte de los ritos de paso, claves en la vida de las personas, avisando de un parto difícil, reclamando la ayuda de personas experimentadas o celebrando el nacimiento, el paso de la edad adulta generalmente con los toques de boda o toma de estado religioso, y avisaban del viático, la agonía, de la muerte, comunicando en algunos lugares el género y edad del difunto e incluso su nivel social. Hay más toques de carácter civil con cierta dimensión histórica como muerte de reyes y ascensiones al trono, victoria en guerra, entrada en las ciudades de señorío de su señor u obispo y del rey en las de realengo. Al mismo tiempo, los toques de campanas protegían la comunidad, tanto a través de las propias inscripciones de las campanas, que de algún modo se rezan a cada toque, como de los propios repiques, para defenderse de tormentas, riadas o males mayores.
Aunque parcialmente en desuso, estos sonidos, oídos hoy, todavía despiertan las emociones de alegría, tristeza, llamada, acción que son la base de lenguaje sonoro de las campanas que solo un campanero puede imprimir de manera adecuada. En el periodo de la masiva electrificación de campanarios se actuaba con la idea de eliminar lo viejo y reemplazarlo por lo nuevo y «moderno». La electricidad y la mecánica sustituían a los campaneros en un proceso similar a la mecanización fabril con un ahorro en mano de obra. Sin campaneros, se perdía la riqueza y sutileza musical de las campanas.

Todo quedaba en manos del titular de las campanas, párrocos que desconocían los toques y que por comodidad y desconocimiento del oficio confiaban y siguen confiando en el criterio de las empresas instaladoras de campana. Éstas recomendaban la electrificación, sustituían los yugos tradicionales de madera por metálicos, eliminaban las instalaciones auxiliares, etc. Todas estas intervenciones imposibilitaban el toque manual y en algunas ocasiones de manera irreversible. Al ser incapaces estas restauraciones de reproducir los toques y repiques tradicionales, estos se acababan eliminando de las consuetas y se imponían nuevos toques y repiques mucho más simplificados, e incluso foráneos. Era el momento crítico donde se perdía la riqueza inmaterial de cada lugar, para siempre.

3. El campanero: del oficio tradicional a la revitalización del asociacionismo
Los encargados de hacer sonar las campanas a lo largo de los siglos han sido los campaneros y en muchos lugares los sacristanes, que han actuado como tales. Personas que guardaban en su mente la gran riqueza y variedad de toques de cada lugar. Eran los poseedores de este conocimiento porque raramente los toques eran plasmados en documentos escritos, transmitiéndose de generación en generación oralmente y con la práctica, lo que hace más vulnerable su pérdida o recuperación si se altera esta cadena de trasmisión tal y como ocurrió en España.
La mayoría de campanarios tenían un campanero oficial que era el encargado de realizar los toques diarios, así como los toques extraordinarios en los que solo se necesitaba una persona. En el momento que los toques se hacían más complejos y se necesitaban más personas, el campanero oficial tenía una serie de campaneros ayudantes que eran los encargados de apoyarlo. En cada territorio de España, y dependiendo de la técnica del toque utilizada ayudaban de una forma determinada
según la necesidad (en los repiques, en el bandeo o en el volteo).
El campanero era un oficio remunerado que dependiendo de la sede, si era una pequeña parroquia o bien una catedral le daba para ocuparse a tiempo completo o parcial, debiendo complementar el oficio con otros trabajos para subsistir. Se da el caso de ser organista y campanero, maestro y campanero, carpintero y campanero, en definitiva, un segundo oficio que no dependiera de un horario estricto y que permitiera hacer los toques extraordinarios o por necesidad imperativa a la hora necesaria. En las grandes catedrales o en alguna iglesia importante se dotaba al campanero incluso de una casa en la misma torre. Eran tantos los toques que debía hacer que incluso las cuerdas penetraban desde lo alto del campanario hasta su casa, desde donde podía realizar aquellos toques que no requerían subir a la sala de campanas. Actualmente aún podemos encontrar en España un ejemplo de vivienda habitada en la misma torre en el campanario de la Iglesia del Salvador en Sevilla. En algunos lugares de España este oficio de campanero lo podía ejercer la mujer dentro de las tareas auxiliares de la iglesia. Tradicionalmente había dos grandes tipos de intérpretes: el sacristán-campanero rural, y el campanero urbano. Ambos aprendieron su oficio a través de la práctica, viendo y oyendo tocar a su antecesor. El campanero rural participaba en los rituales de su parroquia, por lo que a menudo solamente interpretaba, generalmente como virtuoso, un primer toque de aviso desde la propia sala de campanas, mientras que el resto lo hacían sus ayudantes desde el pie de la torre.

El campanero urbano no participaba en los rituales, al menos de forma activa como su colega rural; también es cierto que en una catedral o una parroquia de ciudad podía tocar hasta siete veces diarias, siempre desde arriba, con toques como los tres toques de oración, la llamada a laudes, la misa conventual o vísperas, que podían durar más de media hora, cada día. Por lo general, el campanero urbano tenía una especie de partituras que no solo describían los toques sino que los asociaban a las distintas partes de la jornada, la semana o el año. Algunos de estos toques tenían carácter civil, como los avisos de incendios o los cierres y aperturas de murallas.

Los conocimientos y habilidades propios del oficio de campanero incluían no solo los saberes sobre la variedad de toques, sino también las destrezas físicas necesarias para ejecutarlos. Destaca en este sentido el ejemplo de la valentía y pericia de los volteadores en determinados lugares de Andalucía, como en Utrera, al «saltar» las campanas y ponerlas «en balanza» con el cuerpo al vacío.

Siendo el campanero el portador de los conocimientos históricos de los toques, sufre en primera persona la electrificación de las campanas, que comenzando a principios del siglo XX se intensificó notablemente a mediados del siglo. Incluso con campaneros vivos han sustituido el arte de hacer sonar las campanas manualmente por motores. Esta nueva tecnología no era capaz –ni lo es actualmente– de reproducir los seculares toques y repiques de campanas, y mucho menos de hacerlo con el sentimiento con que lo hace el campanero como músico que es. Como sigue pasando actualmente, el declive del toque manual de campanas empezó sin control y a criterio de la empresa instaladora, simplificando y unificando los toques por gran parte del territorio nacional, perdiendo la riqueza y variedad de los toques locales afectando a nuestro Patrimonio Inmaterial. La progresiva desaparición de estos oficios se produjo de manera muy diversa: en las catedrales se mecanizaron las campanas a finales de los años sesenta, aprovechando la crisis litúrgica del concilio, una falsa idea de modernidad, y el desprestigio generalizado de los campaneros y sus toques. Pasó a considerarse al campanero como simple obrero que tira de la cuerda, dejándole así desprovisto de su papel de comunicador. De manera generalizada los sacristanes rurales no fueron reemplazados al fallecer, y con ellos se perdió un conocimiento y una forma de tocar las campanas que en muy pocos casos se documentó. Primero el silencio y luego las mecanizaciones sustituyeron los antiguos toques por modos automáticos nuevos.
En los últimos años el papel de los campaneros ha experimentado una revitalización de la mano del Asociacionismo. Destacan las Asociaciones de Campaneros de Segorbe en Castellón (una de las más antiguas), la de Utrera en Sevilla, o la de Albaida en Valencia. En la actualidad existen numerosos grupos de campaneros por casi toda la geografía de España: en Cataluña, en Valencia, en Andalucía, en Navarra, en el País Vasco, en la Rioja, en Castilla la Mancha, en la Comunidad de Madrid. Es digno de mención la actividad de grupos de campaneros en Castilla y León, que se desplazan de pueblo en pueblo con un campanario móvil, exponiendo sus habilidades y captando nuevos aficionados. Menor es la actividad relativa a las campanas en Aragón, en Asturias, en Galicia, en Extremadura, en Murcia o en los archipiélagos, si bien en algunas pequeñas localidades de estas zonas aún pueden encontrarse portadores del acervo cultural del oficio de campanero.

Una de las principales actividades de estos grupos son los encuentros anuales, algunos con muchos años de continuidad como el de Villavante (Castilla y León) con 33 ediciones (2018) o el de Os de Balaguer (Cataluña) con 31 ediciones (2018). También hay otros en la Comunidad Valenciana, cada año en una población diferente, con 24 ediciones (2018). Desde hace una media docena de años se prodigan otros encuentros en Cantabria, Navarra, el País Vasco, etc. En 2018 se hizo el primer encuentro de campaneros Ciudad de Palencia, con la voluntad de reunir cada dos años a todos los grupos existentes en España.

Los participantes en estos grupos tienen diversos orígenes profesionales, distintas creencias, diferentes niveles de formación, pero todos ellos están unidos por la pasión de practicar los toques manuales de campanas como medio de expresión personal, de comunicación grupal, de transmisión de los sentimientos y las emociones de la comunidad.

En conclusión, los antiguos campaneros y los nuevos grupos practican los mismos toques. Incluso, con gran probabilidad, los nuevos campaneros interpretan una mayor variedad de toques. Sin embargo una cosa les diferencia: los antiguos campaneros, profesionales remunerados, tenían un concepto laboral estricto de su trabajo, que en ningún caso consideraban artístico, sino como un servicio remunerado a la comunidad. Su dedicación profesional la expresaban con una simple frase; tocar era su santa obligación, mezcla de compromiso religioso y laboral. Los nuevos campaneros no tocan por dinero, sino por pasión, por vocación. No perciben su trabajo como una actividad de servicio, para coordinar actividades, sino como un medio de expresión artística a partir de los toques tradicionales para transmitir y reforzar sentimientos y emociones de la comunidad, más allá de contenidos piadosos.

4. Ubicación, y elementos de las campanas: un único instrumento musical
Las campanas las podemos encontrar en multitud de lugares. Dependiendo de su ubicación se aprecian diferencias notables en lo que respecta al acceso a ellas y en la técnica que utiliza el campanero para hacerlas sonar. La inmensa mayoría de las campanas las encontramos en inmuebles como campanarios y espadañas de iglesias y ermitas. Pero también las hay en estructuras metálicas, en la mayoría de ocasiones realizadas para albergar las campanas de los relojes que instituciones públicas como ayuntamientos o edificios institucionales civiles o militares, siendo el ejemplo más conocido el reloj de la Puerta del Sol de Madrid.

Del mismo modo se encuentran campanas en lugares de concurrencia como en tiendas importantes, existiendo una campanita en el mostrador para llamar al dependiente o en las estaciones del tren, donde el jefe de estación hacía sonar una campana para anunciar a los pasajeros la llegada o salida inminente del tren, en colegios, los barcos, etc. Actualmente se siguen utilizando campanas en situaciones diversas, es el caso del atletismo, en las carreras la última vuelta se sigue anunciando con un toque de campana, o si miramos nuestros móviles, el símbolo del sonido o de la alarma es una campanita.

Centrándonos en las torres y espadañas diremos que su misión principal es poner las campanas en altura para propagar el sonido y su mensaje a la comunidad cercana y a larga distancia y, a nivel organológico, el campanario sirve de caja de resonancia. Las torres o campanarios presentan diferencias de envergadura y altura, de estructura y diseño, lo que influye directamente en el número de campanas que pueden albergar y en su tamaño. Con diferentes ubicaciones, adosadas a una iglesia o exentas, y diversas titularidades, pueden tener planta cuadrada, rectangular, hexagonal, octogonal, etc. También la simple estructura en muro de las espadañas se adapta al tamaño de la iglesia o ermita, sustentando desde una pequeña campana a varias, como sucede con la ermita del Rocío, de Almonte (Huelva), hoy desafortunadamente electrificadas. Todos estos elementos de una torre influyen en la sonoridad final de la música de las campanas La ubicación de las campanas en la sala de campanas de la torre también influye notablemente en la sonoridad final. En España, y es una característica propia, la campanas se cuelgan en el vano de las ventanas de los campanarios para facilitar el volteo o giro, aunque también nos encontramos con campanas situadas en el interior sujetas a estructuras de madera o metálicas (éstas últimas normalmente han sustituido a las antiguas de madera). Son usuales otras combinaciones en su ubicación: las campanas más grandes en los ventanales y las más pequeñas en el interior o viceversa; o las ventanas están parcialmente tapadas y todas las campanas están en el interior, técnica muy utilizada en el resto de Europa, para conseguir una mayor y mejor sonoridad. El vano se cubre en parte para potenciar el efecto de una caja de resonancia que amplifica y filtra el sonido para que se escuchen mejor.

En las espadañas nos encontramos dos diferencias notables a la hora de hacer sonar las campanas. Las espadañas con campanas pequeñas están tradicionalmente dotadas de un cigüeñal preparado para el volteo y se tocan desde el suelo mediante una cuerda. Las espadañas con campanas de mayor tamaño pueden tener adosada una estructura de madera, de piedra o la combinación de las dos que permite el acceso de los campaneros para poder realizar los toques. También en muchas ocasiones tiene enganchado al badajo una cuerda que permite repicar las campanas desde el suelo. Las espadañas son estructuras más débiles que las torres. Estas pueden sufrir más si se sustituyen los yugos de madera por unos de hierro, ya que las vibraciones no absorbidas por estos debilitaran la estructura más rápidamente que en una torre.

En resumen, los campanarios no solo sirven para albergar campanas sino que están diseñados para facilitar el trabajo del instalador y el posterior mantenimiento de las campanas, y para el buen trabajo y la seguridad del campanero. Los yugos o contrapesos son muy importantes tanto en la sonoridad de la campana como en la influencia en la técnica utilizada para el volteo, el bandeo, el balanceo, el medio vuelo, el toque a seure (Cataluña) y el repique; como también es de vital importancia para la absorción de las vibraciones producidas al golpear el badajo en la campana. El yugo es el que absorbe las vibraciones evitando que estas se queden parcialmente en la campana pudiendo producir su rotura, o se transmitan a la fábrica de la torre produciendo problemas estructurales que, en ocasiones, pueden ser de gravedad.

En España existen gran variedad de diseño en las formas y tamaños de los yugos, cada uno históricamente adaptado a la técnica de toque de la zona en que se ubica, de manera que la alteración o la homogenización de yugos no propios de la zona, influye directamente en las tradiciones, en las técnicas utilizadas para hacer sonar las campanas, en la sonoridad y en los toques históricos propios del lugar. Por último, debe hablarse del carillón. Este instrumento musical, formado por un conjunto de campanas afinadas, permite la reproducción de melodías. Para considerarse como carillón tiene que tener al menos veinticinco campanas y un teclado manual. De hacer sonar el carillón se encarga el/la carillonista que mediante un teclado y un sistema de transmisión golpea las campanas para interpretar la composición que se desea. En España existe una menor tradición de carillón que en el resto de Europa o América del Norte, pero es un instrumento que está despertando interés y poco a poco, se va instalando en diversos lugares, por lo que en los próximos años aumentará su número, debiendo prever la protección del toque manual de este instrumento si no queremos convertirlo en una caja de música. Valga como ejemplo del auge de este instrumento, que, en julio 2017 en la ciudad de Barcelona, la Cofradía de Campaners y Carillonistes de Catalunya junto con la Federación mundial de carillonistas organizó el Word Carillón Congress, un encuentro mundial de carillonistas y expertos en este instrumento.
De tradición centroeuropea, el primer carillón que hubo en el país se instaló en la torre del Real Monasterio del Escorial donde persiste. Hay otros dos carillones, uno en Zaragoza, propiedad de La Diputación zaragozana y otro en la Basílica de San Pascual de Vila Real, Castellón. Los tres están hoy sin carillonista y por tanto silenciados. Solo el carillón del Palau de la Generalitat de Catalunya tiene una carillonista oficial y un programa de conciertos estable. Existe el proyecto del Carillón del Museo Internacional del Toque Manual de Campanas, MitMac, en la ciudad de Albaida, Valencia. Para el campanero es imprescindible la grasa y el aceite para el buen giro o balanceo de las campanas, pero también otra serie de elementos auxiliares necesarios para realizar los toques, como las cuerdas, cadenas, apoyos y escaleras.
Las cuerdas suelen ser de fibras naturales, de diferentes secciones de grosor y en relación al tamaño de la campana, desde la base de la torre campanario se puede saber a qué badajo esta enganchada la cuerda dependiendo del grosor de ésta. Se usan cuerdas para formar los entramados con lo que realizar los repiques desde la sala de campanas siendo de menor grosor que las que descienden de la torre. Es frecuente la cuerda de piel natural para atar los badajos a la campana de forma tradicional, hecho muy importante ya que si el badajo no golpea en su sitio este acabará por romper la campana. Se utiliza piel por ser más resistente al desgaste, puesto que una cuerda se deteriora con facilidad con el rozamiento del badajo y del enganche al asa badajera, pudiendo como consecuencia caer encima del campanero o a la calle. Actualmente se utiliza además de la piel un sistema de seguridad con cables que abraza el badajo y que permite en caso de rotura que éste permanezca colgando.

El campanero también utiliza cuerdas o cadenas para dejar la campana boca arriba ya que no solo el sonido de la campana es importante, a él se suma la simbología visual. En este sentido, una costumbre es que desde el jueves santo a domingo de resurrección las cuerdas cuelgan por el exterior de la torre en señal de duelo, ya que durante esos días las campanas no pueden sonar y son sustituidas por el sonido de las matracas. Otros ejemplos de simbolismo presentes en muchas zonas de España consiste en disponer la campana boca arriba, lo que significa que en ese lugar se está de fiesta o celebrando algún acontecimiento importante, pero también en otro lugar la misma posición podría significar duelo, o simplemente la comodidad del campanero para no volver a levantar la campana, porque antiguamente no existían rodamientos apoyándose sobre cojinetes, siendo una cuestión de ahorro de esfuerzos.

Por otro lado, se hace necesario que el viento no mueva las campanas, o éstas no se muevan cuando se realizan diferentes toques o repiques. Para ello hay una serie de apoyos de madera o de hierro que inmovilizan la campana y permiten la percusión con el badajo, y así conseguir extraer el sonido con la intensidad que el campanero pretende. Según la configuración y la estructura de la torre o espadaña el campanero utiliza escaleras de diverso tamaño, tanto para acceder al enganche de las cuerdas como para el mantenimiento o reparación puntual de las campanas, así como herramientas de diversa índole. Una costumbre campanera en algunos lugares es que el día de San Lorenzo, el diez de agosto, los campaneros tradicionalmente han subido a la torre para apretar los tornillos de los yugos de madera de las campanas, ya que se supone que es el día más caluroso del año y por tanto la madera del yugo está más seca.

Es importante tener en cuenta que el conjunto formado por la torre o la espadaña, las campanas y todos sus elementos auxiliares, deben entenderse como un único instrumento musical, de manera que la alteración de alguna de las partes cambia la sonoridad y distorsiona la acústica original del instrumento. Así, en lo relativo a la salvaguardia de los inmuebles asociados, cuando se trata de campanas de un edificio público, la parte del edificio relacionada con reloj y campanas debe considerarse como un conjunto especialmente protegido, debiéndose respetar la función original de estos inmuebles. Es necesario respetar la estructura de la torre o la parte del inmueble donde se asienta la sonería, suene esta o no, ya que un mecanismo en desuso puede ser rehabilitado mientras que una estructura arquitectónica modificada puede anular para siempre la capacidad sonora de un edificio ideado con la singularidad de emitir sonidos. La protección de un reloj o campanas conlleva necesariamente la protección del lugar donde éstos se inserten; y viceversa, un edifico protegido debe cuidar especialmente la estructura donde se inserta las sonerías. En demasiadas ocasiones se ha intervenido inadecuadamente.

Es decir, la salvaguardia debe ser integral. La protección de una iglesia implica proteger su campanario, debiendo tener en cuenta que su principal fin de una torre es el toque de campanas y que, como una sala de conciertos, ha de tenerse en cuenta la sonoridad, la adecuada sustentación de las campanas y de los elementos anejos y la presencia de los que ejecutan, los campaneros. A sensu contrario, una campana o un yugo protegidos no deben abandonar el lugar que les corresponde en su campanario si no se quiere descomponer la unidad del instrumento. Hay catedrales en los que se han dejado campanas y yugos en otros lugares de la torre para exhibirlos y protegerlos, ignorando que este tipo de musealización implica la descontextualización y, por tanto, la muerte sonora de la campana y un atentado al complejo instrumento de la torre con sus campanas. Yugo y campanas deben permanecer en sus lugares debidamente mantenidos y rehabilitados.

Por tanto, son de vital importancia todos los elementos presentes en una torre tradicional, basados en la experiencia de siglos y adaptados a la realidad de cada torre, ya que de su buena armonización depende que se pueda acceder a la campana para su mantenimiento, para poderla descolgar con el mínimo esfuerzo y sustituir elementos deteriorados; para poder enganchar las cuerdas para los repiques, volteos y toques. Es frecuente que cuando intervienen técnicos mal formados en la función de los campanarios, eliminen estos elementos auxiliares (escalones, agujeros, apoyos, enganches, etc.), lo que dificulta o impide el correcto mantenimiento favoreciendo su deterioro. Existen intervenciones que han modificado la altura del suelo de la sala de campanas impidiendo o interfiriendo en el toque manual, o han sustituido la cubierta abovedada por una techumbre plana, afectando a la sonoridad. El desconocimiento de los elementos de un campanario y su funcionalidad hacen que cuando se proyecta una nueva torre o se restaura una preexistente, enmudezca y altere los sonidos y sus mensajes y se atente contra un patrimonio intangible.

En conclusión, todos estos elementos: El campanario/espadaña, las campanas e instalaciones auxiliares deben ser entendidos como un conjunto y un único instrumento musical. Por tanto, los proyectos de intervención deben contemplar todos los elementos en su conjunto para su correcta comprensión así como para no afectar a la sonoridad del instrumento y para no impedir la presencia del campanero que con su toque manual, arranque diferentes sonoridades y calidades imposibles de lograr con una mecanización.

5. Percepción e implicación social
A pesar de la importancia que el sonido de las campanas ha tenido en la organización de la vida diaria de las personas de todo el país a lo largo de los siglos, en los últimos cincuenta o sesenta años se ha asistido a una desvinculación por parte de la población con el lenguaje sonoro de las campanas. Esta situación ha sido consecuencia en líneas generales de los cambios en las formas de vida tradicionales, del éxodo rural y de la electrificación y mecanización del toque de campanas. Así, paulatinamente los bronces han quedado silenciados, olvidados y abandonados cubiertos por montones de excrementos de palomas. Esta situación ha provocado la falta de relevo generacional, con la consecuente pérdida en la transmisión de conocimientos. Sin embargo, en localidades por lo general pequeñas, con una fuerte tradición musical y campanera, ha pervivido con mayor fuerza el aprecio al toque de campanas como portador de la identidad colectiva.

En algunos pueblos de España donde tenemos la suerte de conservar el toque manual, las personas más mayores siguen sabiendo a qué se toca. Llama la atención cómo la gente se alarma cuando se toca a deshora, es decir, un toque no previsto en la costumbre diaria y que anuncia un acontecimiento extraordinario. Es tal el conocimiento de la población de los toques, que aún sin verlo, solo escuchando, deducen el nombre del campanero o sacristán que está tocando, ya que interpretando los mismos toques, cada uno tiene sus matices e intensidad a la hora de realizarlos.
En la actualidad estamos asistiendo a la consolidación de una nueva implicación y percepción social hacia el lenguaje de las campanas. Los nuevos grupos de campaneros han recogido el testigo del oficio revitalizando la función social de esta actividad tradicional, reconstruyendo identidades, pertenencias, sentimientos y emociones. De esta manera, las asociaciones de campaneros se erigen como comunidades portadoras contribuyendo a que el toque de campanas pase de ser un mero medio de comunicación, a un modo de expresión de carácter patrimonial.

Pese a los graves problemas que afectan a este patrimonio, la población en general muestra un cariño e interés especial por las campanas. Los campanarios alzándose majestuosos en los promontorios de pueblos y ciudades se manifiestan como símbolos que dan identidad y sentido de pertenencia a un territorio y a una manera de vivir y con ello también las campanas y sus sonidos. Nadie se imagina las fiestas de su pueblo sin el sonido alegre de las campanas. En los pocos lugares donde se ha conservado el toque manual y que con suerte ha sido transmitido el arte de hacer sonar las campanas manualmente a las nuevas generaciones, la población lo percibe como parte de su identidad, de su emotividad y de sus recuerdos más profundos. Una bonita y emocionante estampa es ver al abuelo con su nieto esperando el toque de las campanas y cuando se produce, con el brazo en alto y señalando con el dedo le indica al nieto que campana suena provocando una excitación entrañable en el pequeño.

Es un hecho que cuando se restaura un conjunto de campanas correctamente y se constituye un grupo de gente que recupera el toque manual, y se organizan visitas para subir a la torre y divulgar todo este arte, la población vuelve a conectar con su historia, con su patrimonio, su cultura y sus costumbres. Los toques de campana vuelven a expresar las emociones de las poblaciones y las gentes las sienten como suyas, que es la mejor forma de proteger y que el Patrimonio Inmaterial se mantenga vivo. No obstante hay una creencia creciente que atribuye la titularidad de las campanas a la iglesia portadora de las mismas, cuando no siempre fue así. Del mismo modo diferentes agentes sociales se atribuyen la propiedad de los toques. En este caso está bien claro que no hay propietarios de los toques sino transmisores de la tradición. Los ancianos campaneros tienen el derecho de no querer transmitir su conocimiento, como así ha ocurrido en contadas ocasiones, pero no hay duda que tienen la obligación moral de transmitir ese conocimiento, que ellos mismos recibieron.

La percepción de los nuevos grupos de campaneros sobre ellos mismos es que no solo son orgullosos portadores de su tradición local, sino que también cumplen una importante función de reivindicación, centrando su actividad en la transmisión, difusión y salvaguardia. Son numerosos los foros donde los campaneros muestran, sobre todo, los vídeos y grabaciones de sus más recientes toques, para una mayor difusión, de manera que lo efímero se convierte en algo permanente gracias a las grabaciones y la posibilidad de compartirlas por Internet.

Con motivo de las celebraciones que a lo largo de 2018 se han desarrollado para conmemorar el Año Europeo del Patrimonio Cultural, el pasado 21 de abril tuvieron lugar por todo el territorio español, de manera simultánea, demostraciones de campaneros que buscaban reivindicar el toque manual de campanas en la sociedad actual, así como su protección como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. La Asociación Hispania Nostra, la Asociación Campaners d’Albaida y el Museo Internacional del Toque Manual de Campanas en Albaida fueron los principales promotores de esta Iniciativa compartida con el resto de países de Europa. En la mayoría de provincias españolas hubo participación, destacando el norte de León, Palencia, Zamora, La Comunidad Valenciana y las localidades de Utrera, Écija y Almería en Andalucía. Es relevante que en poblaciones pequeñas, fueron los propios vecinos lo que tocaron las campanas, en una demostración de su adhesión a la iniciativa. Destacamos el Geoparque de Las Loras, norte de Palencia y Burgos, donde tocaron 21 campanarios.
En resumen, los toques de campanas no tienen la relevancia social que tuvieron en el pasado. Ha cambiado la sociedad, sus creencias, la tecnología así como la forma de relacionarnos. Y sin embargo, se ha producido una resignificación. Han vuelto toques antiguos, como la oración tres veces al día, que ya no abre ni cierra murallas, pero que recuerda otros ritmos temporales. Se interpretan de nuevo toques contra las tormentas, a menudo solamente los domingos desde la cruz de mayo hasta la cruz de septiembre, no para proteger sino para entender un tiempo pasado, para vivir un tiempo presente, para sentirse miembros de una comunidad a través de los mismos sonidos. Sobre todo vuelven a sonar, manualmente, los toques de fiesta: en ese no tiempo festivo, las campanas marcan con su música un entorno especial donde rigen de otro modo las costumbres, la forma de vestir o de comer, la forma de renovar las relaciones. Los toques recuperados y tocados manualmente van más allá de la búsqueda de identidad –fenómeno que tuvo tanto interés hace treinta o cuarenta años y que ahora parece tan irrelevante–. Tratan de expresar sentimientos, emociones, y aspectos de la vida común, etc. Incluso cuando se trata de toques de difuntos, con un sonido más tenue, provoca que se acrecientan las emociones colectivas.

6. Acciones de salvaguardia
6.1 Panorama actual. Tal como se ha indicado al principio de este informe, podemos afirmar que el toque manual de campanas en España está en peligro de extinción. Existe una laguna documental. Actualmente apenas están inventariadas el 10 % de la totalidad de las campanas del país, muy pocas de ellas por organismos oficiales y la mayoría por voluntarios aficionados a este patrimonio. Tampoco se conoce el número de torres y el número, tipo y características de las campanas que alberga. En definitiva, no se conoce ni el número de campanas existentes, ni la situación de las mismas en sus torres, ni las condiciones de las propias torres, una realidad gravísima ya que nos enfrentamos a un problema como los robos de campanas, ya que el bronce es un bien preciado. Al no existir documentación alguna de la campana robada, se dificulta a los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado a la hora de hacer la investigación del robo.

Por otra parte no existen normas, ni protocolos de carácter técnico, musicológico e incluso ético, que regulen las intervenciones en las campanas y en los campanarios, ni consideren las interrelaciones existentes en el instrumento formado por la torre y sus campanas. Mientras que existen criterios consensuados para la intervención en Monumentos y Bienes Muebles, no es así en el caso de este tipo de patrimonio, que se encuentra desprotegido desde el punto de vista jurídico. Cada cual, propietarios, restauradores de las torres, empresas de fundición y empresas instaladoras, hace lo que quiere sin ningún criterio ni supervisión de ninguna administración. A partir de la mecanización iniciada en los años sesenta, se refundieron campanas, se sustituyeron yugos de madera, en muchos casos más antiguos que los propios bronces, por otros diferentes, distintos según la empresa. Cada instalador organizaba los toques según su parecer y sus limitaciones técnicas. Unos instalaban sólo repiques, otros balanceos, otros volteos, sin tener en cuenta la tradición y sobre todo impidiendo los posibles toques manuales.

A partir del VIII Congreso de Conservación de Bienes Culturales que tuvo lugar en Valencia y en Cheste, Comunidad Valenciana, en 1990, se propuso un nuevo modelo de intervención en conjuntos de campanas: soldar las campanas rotas, hacer nuevas campanas acordadas musicalmente con las existentes, reinstalar yugos de madera, dotados de mecanismos programables que permitían reproducir los toques locales tradicionales (bien entendido, sin el virtuosismo ni la variación de los antiguos campaneros), instalaciones gestionadas por ordenador que no impide los toques manuales. Si bien este modelo sigue sin aplicarse en la totalidad de las intervenciones, que son incesantes a lo largo de toda la geografía, es el mayoritario utilizado por las empresas actuales. No obstante, de la veintena de instaladores existentes en toda España, solamente una décima parte cuenta con ingenieros técnicos entre sus operarios, y ninguna empresa cuenta con un especialista en la gestión patrimonial. Apenas el 1 % de las intervenciones se hace con un proyecto de restauración de los valores originales, y se siguen fundiendo campanas, incluso con inscripciones góticas. La práctica totalidad de las intervenciones se hace sin el correspondiente expediente de autorización, tanto por parte de sus titulares como de las instituciones responsables del patrimonio. Incluso en las intervenciones en las catedrales, a menudo sin otro proyecto que el criterio de los arquitectos conservadores, se elige siempre el presupuesto más bajo, sin tener en cuenta ni la calidad ni las prestaciones de la intervención.
La electrificación ha dejado que se pierda en una buena medida el oficio de campanero, por lo que su recuperación es una de las medidas de salvaguarda más importantes del Patrimonio Inmaterial campanero. Para ello el factor humano es fundamental, descansando en buena medida en las asociaciones de campaneros y su fomento; en las asociaciones culturales y escuelas de música que promueven cursos y actuaciones para que los viejos campaneros trasmitan sus conocimientos a las nuevas generaciones.

La Comunidad Valenciana es pionera en acciones de protección. En 2013 y a iniciativa de los Campaners d’Albaida, Valencia, la Generalitat Valenciana según el Decreto 111/2013, de 2 de agosto, declaró Bien de Interés Cultural Inmaterial los toques manuales de Campanas del Campanario de la Asunción de Albaida, ciudad que ha mantenido el toque manual de campanas de manera ininterrumpida y diaria desde el siglo XIII, estando en plena vigencia con más de 3.200 toques manuales a lo largo del año. Junto con Albaida también se declaró BIC la torre de Castellón de la Plana y las Catedrales de Segorbe y Valencia, donde se recuperó el toque manual en esta última. En la actualidad tiene incoado expediente de declaración de Bien Mueble de Interés Cultural a favor de 70 campanas góticas de la Comunitat Valenciana. En Utrera, gracias también a la actividad de la Asociación de Campaneros, se ha incluido en el Catálogo de Actividades de Interés Etnológico de Andalucía el «Toque de campanas de Utrera». Por su parte, la Generalitat de Catalunya también declaró, en 2017, los toques de campanas como Elemento festivo Patrimonial de Interés Nacional.

6.2 Las asociaciones de campaneros como mecanismo protección. La realidad en cuanto a la conservación del toque manual es muy dispar en todo el país. Con motivo del Año Europeo del Patrimonio Cultural el Centro de Estudios Europeos sobre la Campanología, CEEC, del Museo Internacional del Toque Manual de Campanas, MitMac, con su sede en la ciudad de Albaida (Valencia), realizó un estudio de aproximación a la realidad de toque manual en España y en Europa, pudiendo calificar, a falta de una segunda fase del estudio y tal y como se ha manifestado anteriormente, en peligro de extinción. En algunas comunidades se detecta un resurgimiento del toque manual, con la creación de grupos de jóvenes campaneros constituidos en asociaciones, es el caso de la Comunidad Valenciana que posiblemente lidera este aspecto. En Cataluña existe la Cofradía de Campaners y Carillonistes que agrupa a las asociaciones catalanas. Se detectan nuevas asociaciones en Castilla la Mancha, en el País Vasco, en la Rioja, en Castilla y León, algunos interesados en las Islas Canarias o en las Baleares. También y por la dificultad de llegar a todos los municipios españoles se tiene conocimiento de personas individuales, en muchas ocasiones sacristanes que siguen tocando manualmente.

Las asociaciones de campaneros actuales que están constituidas legalmente son de carácter no lucrativo, herederos del ancestral oficio, son voluntarios patrimoniales, no son remunerados y dedican su tiempo y su esfuerzo a la conservación y recuperación del toque manual. No solo se dedican estas asociaciones a tocar las campanas, dentro de sus limitadas posibilidades y recursos materiales y económicos, además estudian, divulgan, investigan y transmiten todo lo relacionado con las campanas y el toque manual, en casi todos los casos con recursos propios sin ayudas de ninguna administración. Por tanto en España en su conjunto son pocas las asociaciones de campaneros en proporción al potencial campanero del país y muy vulnerables por la falta de apoyo de las administraciones.
Se han creado escuelas de campaneros por estas asociaciones: En Villavante (León), en Arientza (País Vasco) la kanpaiJoleak, la escuela con el campanario móvil de la Asociación de Campaneros Zamoranos, también con el campanario móvil de los campaneros Villaltanos (Palencia). Iniciativas formativas organizando la colla de campaners de les Borges Blanques (Cataluña) un concurso anual para transmitir a las nuevas generaciones los toques; los campanarios móviles de la Colla de Campaners d’Ontinyent (Valencia) y de la asociación de Campaners de l’Alqueria de la Comptessa (Valencia); y la Escuela de Formación y de campaneros del Museo Internacional del Toc Manual de Campanes, MitMac de Albaida (Valencia). Esta pretende ampliar el concepto en cuanto a la formación, no solo dirigida a campaneros, sino a todos los implicados de una u otra forma en las campanas y en las intervenciones en las torres: arquitectos, ingenieros, empresas de instalación, técnicos de patrimonio de la administración, párrocos. Otro ejemplo de acciones de salvaguardia por parte de la comunidad portadora es la llevada a cabo por la Asociación de campaneros de Utrera, que de manera periódica realizan Jornadas de Puertas Abiertas en la Parroquia de Santiago el Mayor de Utrera.

6.3 Museos y centros de documentación existentes. En España existen tres museos de campanas, relacionados en dos casos con una empresa de fundición de campanas. Una es el caso de la población de Urueña, Valladolid, relacionada con la fundición de campanas de la empresa de Manuel Quintana y otro es el museo de la campana del municipio de Meruelo, Cantabria, asociado a la fundición de campanas de la empresa Abel Portilla. También existe en Os de Balaguer, Cataluña desde 2004 el Museu Campaner, ciudad en que se realiza todos los años el encuentro de campaneros catalanes. En museos etnográficos o de otro ámbito, existen campanas expuestas, muchas de ellas históricas en perfecto estado, que han sido sustituidas por nuevas y que podrían estar ejerciendo su función desde arriba de la torre, su lugar natural. Hay que recordar que el sonido de las campanas no cambia apenas a lo largo de los siglos, seguimos escuchando lo que escuchaban nuestros antepasados, por lo que la mejor manera de conservar las campanas es que estén en su lugar original y en uso.

Otro concepto de museo más cercano a un centro de documentación, estudio y promoción del toque manual de campanas es el que se está realizando en la ciudad de Albaida, Valencia, el Museo Internacional del Toque Manual de Campanas, MitMac, que es el primer museo del mundo dedicado en exclusiva al toque manual de campanas, reconocido por la Generalitat Valenciana mediante resolución 2015/8154 de 5 de octubre de 2015, como museo de la Comunitat Valenciana. Este museo pretende ser un centro de referencia en España y en Europa en todo lo relacionado con la Campanología y el toque manual. Museo en tanto que pretende conservar, adquirir, estudiar y mostrar la memoria de las campanas y sus sonidos, evitando la musealización de las partes de un instrumento que deben estar en uso. Conceptualmente, el concepto del museo se estructura en cinco áreas: El Campanario Vivo –torre de la Asunción de Albaida– que conserva la tradición ininterrumpida del toque manual desde hace ocho siglos; la parte educativa, con la Escuela de formación y de campaneros; la divulgativa en el llamado Espacio de las Emociones; la de investigación y documentación con el Centro Europeo de Estudios sobre la Campanología, CEEC, que albergará una biblioteca especializada y el carillón de campanas. Todos los espacios están ubicados en el núcleo histórico de Albaida y en el palacio Marquesal.

6.4 Recomendaciones. Para la salvaguardia del patrimonio campanero debemos aceptar unos conceptos básicos:
– La indisoluble unión del inmueble, generalmente el campanario, con las campanas y demás elementos, ya que forman un instrumento. – Que no deben abordarse intervenciones sin tener unos criterios básicos basados en unas recomendaciones aceptadas y que éstos deben ser explicados, consensuados y actualizadas.
– Que se debe regular el uso de los toques siguiendo las pautas tradicionales de cada lugar para su aceptación social. – Que descontextualizar cualquier elemento del instrumento es anularlo; de manera que la musealización como salvaguardia debe implicar la conservación «in situ», sin descontextualización.

Las principales líneas de actuaciones en las que deben centrarse las acciones de salvaguardia son, en primer lugar, las acciones de formación y aprendizaje. Los cursos y actividades de enseñanza son una de las más eficaces medidas de protección, pues solo conociendo y practicando los sonidos del pasado éstos irán adaptándose a la sociedad actual, por lo que deben implicar no solo a las asociaciones, sino también a las
Administraciones competentes.
En segundo lugar, debe garantizarse que las intervenciones sean realizadas por profesionales especializados en actuaciones interdisciplinares que impliquen arquitectos, restauradores, fundidores, campaneros, etc.

En tercer lugar debe prestarse una mayor atención a la documentación, para que se mantenga vivo el patrimonio campanero debe fomentarse el estudio y el aprendizaje de los toques y demás elementos, subsanando el vacío documental existente. Una cuestión de especial relevancia es la que atañe a la normativa sobre ruido, haciéndose necesarias la investigación sobre las frecuencias sonoras y la puesta en marcha de campañas de sensibilización en pro de la aceptación social del disfrute de un patrimonio sonoro común. Considerando esta regulación dentro de los reglamentos de la normativa de protección del patrimonio y sacándola de la reglamentación acústica, enfocando el toque manual de campanas como una forma de música y un patrimonio sonoro

También resultaría de interés profundizar en la relación existente entre el grado de mecanización de los toques y la implicación de la sociedad, así como en la dicotomía entre función religiosa y función civil del lenguaje sonoro de las campanas. Como consecuencia de lo anteriormente expuesto, y dado que el toque manual de campanas pervive en diferentes puntos de la geografía española, con un variado elenco de informantes y la existencia muchas torres y campanas todavía en situación de ser recuperadas. La principal medida de salvaguardia a implementar es la realización de un Inventario unificado sobre el toque manual de campanas y su estado actual utilizando una metodología antropológica. En base a ello se propone como arma especialmente necesaria la realización un amplio inventario en el que figuren las torres con campanas que hayan preservado total o parcialmente el toque manual, en el que figure la torre con sus datos, las campanas con sus características y los diferentes elementos para el toque, propietario y el campanero o asociaciones de campaneros con ellos relacionados. Este Inventario debe incluir también las torres que hayan conservado total o parcialmente este toque manual y son susceptibles de recuperar el toque tradicional o de alternarlo con el mecanizado, y los que estén en situación de gran peligro. Dado que la torre puede sufrir intervenciones o estudios posteriores, y que las campanas suelen tener nombre propio y tener grabados los nombres de los donantes y otros datos, las fichas han de poder abrirse para recopilar estos datos. Resultando un inventario abierto a nuevas incorporaciones una vez realizado. El manejo de este patrimonio e inventario implica una catalogación, estudio y cuidado similar al que se hace en un museo con una colección de bienes muebles. Incluyendo la elaboración unos criterios relativos a la conservación y a las intervenciones de restauración en torres y en campanas, yugos, etc.
Con este informe, se presenta la candidatura del toque manual de campanas en España como Manifestación Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial, una declaración, que supondría la inclusión en el Inventario General del Patrimonio Cultural Inmaterial y una mayor atención en el marco de actuaciones del Plan Nacional de Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial. Por otro lado, en 2017 la Comisión de Cultura del Senado Español aprobó por unanimidad de todas las fuerzas políticas una moción en la que insta al gobierno de España a proteger el toque tradicional de campanas, elaborar un plan estatal sobre protección de campanas y campanarios supervisada por una comisión de expertos y declarar Bienes de interés Cultural aquellas campanas y campanarios que merezca tal protección.

7. Dimensión internacional
Las campanas y los toques manuales están presentes en numerosas culturas del planeta, la influencia de España ha sido notable en Latinoamérica, miles de campanas fundidas en nuestro país fueron y siguen siendo exportadas a los países latinoamericanos. Con la conquista Española de estos países también se llevaron las tradiciones de los diferentes toques, expandiendo este Patrimonio Inmaterial, que sigue
vivo en muchos de estos países de influencia hispana.
En los años sesenta, en plena mecanización de las campanas, siempre se pensó que en Europa ya no tocaban manualmente, que los campaneros eran cosa del pasado. No es cierto. Los toques de campanas se extienden por todo el continente, asociados a las diversas iglesias cristianas. Todas tocan las campanas, y probablemente durante mucho más tiempo que en España. Por este motivo, en toda Europa crecieron, mucho antes que aquí, los grupos de campaneros, y la regulación de las actividades de las empresas.

En relación a Europa y a falta de estudios profundos existen realidades muy dispares. Del mismo modo que en España hay muy diversas formas de tocar las campanas, en Europa hay también muy diversas tradiciones. Mientras que en Alemania y en Francia es casi inexistente el toque manual, en Italia existe una fuerte implantación en todo el país, con grupos de campaneros muy bien organizados y con una federación nacional muy potente. Sólo en Italia hay una veintena de sistemas de toques es decir de modos diferentes de tocar las campanas.

Reino Unido lidera sin ninguna duda el toque manual de campanas, cultural y patrimonialmente reconocido por la sociedad y las instituciones públicas y culturales. Las asociaciones de campaneros inglesas son verdaderas instituciones con grupos grandes, que trabajan en red, que se apoyan unos a otros liderados por una gran federación nacional. Los campaneros de la Iglesia Anglicana no conciben mecanizar sus campanas, puesto que consideran que su sonido es la voz de la comunidad, y que por tanto no puede representarse mediante motores. En el cantón de Valais en Suiza la tradición local de los toques de campanas es tan potente que no es posible saber si la iglesia que suena es católica o reformada, por la manera compartida de interpretar los toques. En los Países Bajos tenemos que diferenciar el toque de campanas de torre, con menor presencia, con el toque de carillón, este último totalmente implantado en todo el territorio de Bélgica, Holanda, Francia, con federaciones nacionales e internaciones como la federación mundial de carillonistas y siempre tocados manualmente.

La diversidad, y por qué no decirlo, el actual auge de los toques manuales de campanas en España son una fuente de referencia para Europa, y también una aportación de diversidad cultural, que nos enriquece mutuamente. Los contactos entre grupos de campaneros de España y otros europeos, se producen desde hace más de treinta años, con intercambio de conocimientos, pero también con visitas a unos y otros. Los actuales medios de comunicación, y especialmente Internet, ayudan enormemente a esta difusión y colaboración.

En España las asociaciones de campaneros son muy vulnerables, con pocos recursos y sin apoyo institucional. Algunas de ellas mantienen contacto o han visitado grupos de campaneros europeos para intercambiar experiencias y maneras de trabajar. La tecnología actual con la implantación de las redes sociales, ha repercutido positivamente en el conocimiento y contacto de los grupos a nivel nacional e internacional. Grupos de campaneros europeos también se han interesado por los toques manuales en España, es el caso de los Campaneros de Utrecht (Holanda) que durante una semana visitaron ejemplos de toque manual de nuestro país, con una ruta que les llevó a Valencia, Albaida, Castielfabib y Tarragona.
También es importante la relación con los campaneros de Latinoamérica, puesto que muchas de sus tradiciones tienen origen en las poblaciones natales de los conquistadores, aunque hayan desarrollado modelos propios de campanas o de toques. El volteo de las campanas menores combinado con el toque de las campanas fijas se mantiene con gran entusiasmo en México, mientras que el repique de campanas estáticas es característico del resto de países del área. El uso del volteo, vía México, llegó hasta las Filipinas, donde hay algunos lugares que aún lo practican. Nuestro modelo de restauración de campanas, recuperando los yugos de madera, introduciendo los toques locales, e instalando mecanismos que no impiden los manuales, es una referencia en Europa donde si bien es cierto que sus intervenciones son menos agresivas que las que tienen lugar en España, no es menos cierto que menospreciaban, en caso de mecanizar sus campanas, el posible uso manual.

Una iniciativa de carácter europeo estuvo liderada por las Asociaciones Hispania Nostra, entidad de defensa del Patrimonio Cultural y Natural, los Campaneros de Albaida (Valencia), ciudad que conserva el toque manual desde el siglo XIII y el Museo Internacional del Toque Manual de Campanas, MitMac, el primero del mundo en esta materia, organizaron el 21 de abril de 2018 para celebrar el Año Europeo del Patrimonio Cultural un gran concierto por todo el continente de aquellos lugares donde se ha conservado o recuperado el toque manual de campanas. Esta iniciativa tuvo un gran éxito de participación, los grupos de campaneros españoles se volcaron con la iniciativa y al que se añadieron en diversas zonas del país, entidades culturales, grupos de vecinos se organizaron para que por un día en España sonaran muchas campanas de forma manual.

En Europa despertó también un gran interés con la participación de diversos países, se creó un sentimiento de unidad ya que todos a la misma hora las 12:00 debían de hacer sonar sus campanas manualmente. Esta iniciativa contó con el apoyo del maestro Placido Domingo presidente de Europa Nostra, federación que agrupa a más de cuatrocientas entidades culturales de Europa. El inicio del toque manual así como el acto institucional se realizó en la ciudad de Albaida (Valencia) con presencia de autoridades religiosas, civiles, culturales y universitarias. La repercusión mediática fue muy importante, todas las televisiones estatales se hicieron eco de la noticia, incluso con directos en las noticias, toda la prensa de ámbito nacional también publicó la noticia y artículos en más profundidad, también se hizo eco la prensa local y regional de toda España.

Esta iniciativa europea que nacía con el objetivo de celebrar el Año Europeo del Patrimonio Cultural generó mucha ilusión y expectativas por parte de todos los participantes ya que se puso en valor este Patrimonio Inmaterial presente en España y en todo el continente europeo como elemento de unión a valorar y proteger, de ahí nace la propuesta de una candidatura internacional liderada por España para que el toque manual de campanas sea declarado por la UNESCO Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Para impulsar esta candidatura Hispania Nostra y Campaneros de Albaida/ museo MitMac han firmado un convenio de colaboración para trabajar en este sentido y conseguir la declaración por parte de la UNESCO. El primer paso es crear una web exclusiva para este proyecto, donde pueda estar disponible para todo el público el material audiovisual y documental que se generó el 21 de abril así como ser vinculo de información y de unión internacional entre los diversos grupos de campaneros y carillonistas.

8. Trabajos de referencia, selección bibliográfica y de audiovisuales
Existen numerosas publicaciones sobre campanas, especialmente desde una perspectiva literaria o poética. Hubo un par de congresos, el I Congreso de Campaneros de Europa, celebrado en Segorbe (Comunidad Valenciana) en 1991 y organizado por los Amigos de las Campanas de Segorbe o el I Congreso Nacional: las campanas, cultura de un sonido milenario, organizado por la Fundación Marcelino Botín en 1997.
En tiempos recientes se han desarrollado y publicado algunos inventarios comarcales entre los que podemos citar entre otros los inventarios de Julio SánchezAndrade Fernández del arciprestazgo de Gijón (Asturias), los estudios de Delfí Dalmau, Xavier Orriols y Francesca Roig del Pallars Sobirà o provinciales, como el inventario de José Ignacio Palacios Sanz de las campanas de la provincia de Soria, las campanas de la provincia de Vizcaya, la tesis doctoral de Gustavo Alejo Trujillo Yánez sobre las campanas de Gran Canaria, la monografía de José Luis Alonso Ponga y Antonio Sánchez del Barrio de las campanas de las catedrales de Castilla y León o el Inventario de Mari Carmen Álvaro Muñoz y de Francesc Llop i Bayo de las campanas de las Catedrales de España realizado entre 2004 y 2007 y constantemente actualizado pero se trata de registros de campanas, que no tienen en cuenta los toques y su uso, más que de una manera superficial y tópica. Incluso la práctica totalidad de los trabajos se centran en los aspectos formales de la campana, como sus inscripciones o decoraciones sin incidir en alto tan importante como su afinación musical. Solamente hay una tesis doctoral reciente, de Francesc Llop i Álvaro, que analiza musicalmente las campanas de las catedrales de España, siendo el primer trabajo de investigación de este tipo en nuestro territorio.

Los trabajos sobre los toques son mucho más escasos. Es cierto que hay docenas de artículos en publicaciones locales, generalmente libros de fiestas, a menudo la única referencia de unos toques ya perdidos, pero son escasos los estudios realizados con aquella perspectiva de Marcel Mauss de documentar de tal modo una actividad humana que se pueda reproducir, en sus gestos, en sus conocimientos y en sus creencias en el futuro.

Uno de los primeros trabajos en este sentido fue nuestra tesis doctoral sobre los toques de campanas en Aragón, defendida en la Complutense en 1988. En tiempos recientes están apareciendo trabajos y recopilaciones de toques producidos por los propios nuevos campaneros. Así, la revista Saó de València dedica en 2018 un número monográfico a los nuevos campaneros valencianos, el magnífico trabajo de Pau Maria Sarrió Andrés de los toques de campanas de la comarca de Horta Sud (Comunidad Valenciana) mientras que la revista Caramella de música y cultura popular ofrece otro monográfico de las campanas en el ámbito lingüístico catalán. También es digno de resaltar el trabajo fin de Máster de Eliseo Martínez Roig sobre el Lenguaje de las campanas en la provincia de Albacete

La web http://campaners.com existente en internet desde 1996, es la única que trata de poner algo de sentido común en este campo de crecimiento tan rápido. La página reúne los trabajos de investigación de una veintena de personas, algunos de ellos doctores, sobre campanas, torres, toques, instalaciones. Con unos 15.000 registros de campanas, unos 1.500 vídeos de toques, más de 200.000 fotografías, sirve de referencia para campanas, campaneros y toques no sólo en España sino también en algunos países hispanohablantes de América. Aunque se trata de la página de una asociación de campaneros, no hay otra similar, ni institucional ni privada, en todo nuestro entorno.

Bibliografía consultada: – Alonso Ponga, José Luis; Sánchez del Barrio, Antonio: Las campanas de las catedrales de Castilla y León –Junta de Castilla y León– Consejería de Educación y Cultura (2002). – Álvaro Muñoz, Mari Carmen; Llop i Bayo, Francesc: Inventario de las campanas de Catedrales de España, http://www.campaners.com/php/catedrals.php (2018). – Arévalo Castellanos, R.; Berenguer Espí, A.: «Albaida, huit segles de toc manual de campanes. Patrimoni Immaterial. Experiències en el territori valencià», III Congrés Universitat de Valencia. Instituts d’estudis comarcals. 2017. Pág.51-63. – Berenguer, Antonio: Actas de la Reunión de Asociaciones de 2017 en Málaga, Hispania Nostra, 2017, https://www.hispanianostra.org/actas-la-xxxvi-reunionasociaciones-malaga-2017/. BOLETÍN OFICIAL DEL ESTADO Núm. 50 Miércoles 27 de febrero de 2019 Sec. III. Pág. 18942 cve: BOE-A-2019-2773 Verificable en http://www.boe.es Bizkaio Foru Aldundia: Biskaiko kanpaiak/Campanas de Bizkaia Diputación Foral de Bizkaia, 2005. – Campaners D’Albaida; Corbí, J. (coord.): «Campanes i tocs. Veu de Déu i veu del poble, Campanar de l’Assumpció d’Albaida». Parròquia de Santa Maria d’Albaida, 2003. Pág.1-36. – Campaners d’Albaida: Projecte museològic del Museu Internacional de Toc Manual de Campanes, MitMac. Albaida, 2016. Pàg. 1-20. Inèdit. Dalmau, Delfí; Orriols, Xavier; Roig, Francesca: Campanars i campanes al Pallars Sobirà-Fonoll, 2014. – Ivorra, Salvador: «Estudio mecánico del volteo de campanes», Boletín de la Sociedad Cubana de Matemática y Computación. 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Adhesión de las gentes de Villaseca de la Sobarriba, la Cofradía del Santísimo Cristo de la Expiración y del Silencio de León y la... – RTVE Europa 2018: Echamos las campanas al vuelo Hispania Nostra El 21 de abril de 2018 a las 12:00 las campanas de toque manual de Europa tocarán al unísono para celebrar el Año Europeo... – ¡Echamos las campanas al vuelo! Campanari del Monferrato I campanari del monferrato hanno aderito alla bellissima iniziativa proposta dalla associazione culturale spagnola Hispania... – Uclés echa las campanas al vuelo. 21 de Abril 2018. José Luis Terreros García apoyando la iniciativa de Hispania Nostra, para que el toque de campanas manual sea declarado por la UNESCO como... – Volteig de campanes en Albaida (Echamos las campanas al vuelo)//Rolling bells in Albaida Josepsoler Soler Volteig solemne de campanes a la Parroquia de l'Assumpcio de Albaida (Valencia) durant el event llançem les campanes al vol... – Repique de campanas al unísono en Pamplona, navarratv. – Campanas al vuelo. Plaza San Pedro. 29 de junio de 2013 videosrenee después del Angelus del 29 de junio, las campanas se lanzan al vuelo. Es la fiesta de los apóstoles Pedro y Pablo. – Catedral de Valencia, Campanas al vuelo. Domingo, 22 de abril de 2018. Así suena el Toque de la Consueta anónima para vísperas de primera clase, una pieza de 1527 que tañeron los campaneros de la catedral de Valencia uniéndose a la petición de que el toque de campanas sea declarado Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Son cinco grandes: el Vicent (1569), el Andreu (1604), el Manuel (1621), el Jaume (1429) y la María (1544); y seis tiples: la Caterina (1305), la Úrsula (1438), la Bàrbera (1681), el Pau (1489), el Arcís (1529) y la Violant (1735). Pincha aquí para
conocer su disposición e historia.
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El toque manual de campanas y la lengua de signos, manifestaciones de Patrimonio Cultura Inmaterial

SS) - El Consejo de Patrimonio Histórico ha aprobado al toque manual de campanas y a la lengua de signos como manifestaciones representativas de Patrimonio Cultural Inmaterial. También ha sido incluida en esta categoría la fiesta del Sexenni de Morella. La ciudad de Elche (Alicante) ha acogido los días 25 y 26 de octubre la última sesión del Consejo de Patrimonio Histórico, presidida por el director general de Bellas Artes del Ministerio de Cultura y Deporte, Román Fernández-Baca, y ...

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